Negro vino

a Francisco Álvarez Velasco

Poeta, tú que escribes, tú que callas,
tú que eres hombre y además camino
y vas detrás de algún color y hundes
en un amor desnudo tu cuchillo:
la pena es casi todo cuanto vale,
más que la ebria copa vuelta añicos,
más que los rayos de espantado cielo
si de él se desmorona lo infinito.
Sólo tú cabes dentro de los versos.
Un pálido ataúd en ti dormido
es tu poesía, hermano desdichado,
y eres también los clavos y el martillo.
Tan corta es la distancia entre la vida
y la piadosa muerte, los domingos.
Bebiendo el paso de los años todos
el Verbo en ti se vuelve negro vino.

1 comentario:

Mónica Angelino dijo...

Tu eres el clavo y el martillo...

Qué imagen!!

Te felicito amiga.

Acerca de la autora

Acerca de la autora

Biobibliografía

Poeta, narradora y periodista, Delfina Acosta se ha dedicado a la creación literaria desde muy joven. Sus primeros poemas aparecen en Poesía Itinerante (1984), publicación colectiva del Taller de Poesía Manuel Ortiz Guerrero. Posteriormente ha publicado dos poemarios: Todas las voces, mujer...” (1986; Premio "Amigos del Arte") y “La Cruz del Colibrí” (1993). Parte de su obra poética figura en antologías literarias nacionales y extranjeras. En 1987, en los "Juegos Florales" --concurso organizado por la municipalidad asuncena en ocasión del 450 aniversario de la fundación de Asunción-- su obra Pilares de Asunción fue galardonada con el premio "Mburucuyá de plata". Ha ganado además numerosos otros premios, entre ellos: el Segundo Premio "Poesía Joven" (1983), la "Primera Mención" en el Concurso de la Municipalidad de Asunción (1991) y una "Mención Especial" en el concurso de cuento breve "Néstor Romero Valdovinos" (1993) por su cuento "La fiesta en la mar", publicado después en el suplemento cultural del diario "Hoy". Tiene también varios cuentos aún inéditos.